Matar La Kriptonita: Destruye Lo Que Roba Tu Fuerza

Tu puedes destruir lo que roba tu fuerza. Igual que Superman, que puede saltar sobre cualquier obstaculo y derrotar a todos los enemigos, los seguidores de Cristo tienen la habilidad sobrenatural para conquistar los desafios que enfrentamos. Pero el problema para Superman y nosotros es que hay una k [...]
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Tu puedes destruir lo que roba tu fuerza. Igual que Superman, que puede saltar sobre cualquier obstaculo y derrotar a todos los enemigos, los seguidores de Cristo tienen la habilidad sobrenatural para conquistar los desafios que enfrentamos. Pero el problema para Superman y nosotros es que hay una kriptonita que roba nuestra fuerza. Por supuesto, ambos Superman y la kriptonita son ficticios. Pero la kriptonita espiritual no lo es.

Este libro responde por que tantos de nosotros somos incapaces de experimentar la fuerza divina que era evidente entre los cristianos del primer siglo. En Matar la Kriptonita, John Bevere revela cual es esta kriptonita, por que esta comprometiendo nuestras comunidades, y como liberarte de su atadura.

No apto para los debiles de corazon, Matar la Kriptonita es todo menos un "alza en azucar" espiritual. Esta es verdad seria para cualquier seguidor de Cristo que anhela abrazar el desafiante, pero gratificante camino de la transformacion. You can destroy what steals your strength. Just like Superman, who can leap over any hurdle and defeat every foe, followers of Christ have the supernatural ability to conquer the challenges we face. But the problem for both Superman and us is there's a kryptonite that steals our strength. Of course, both Superman and kryptonite are fictional. But spiritual kryptonite is not.This book offers answers to why so many of us are unable to experience the divine strength that was evident among the first-century Christians. In Killing Kryptonite, John Bevere reveals what this kryptonite is, why it's compromising our communities, and how to break free from its bondage.Not for the faint of heart, Killing Kryptonite is anything but a spiritual sugar high. This is serious truth for any Christ-follower who longs to embrace the challenging but rewarding path of transformation.